jueves, 3 de diciembre de 2009

Por el fin de la exclusión.

Mas allá de la elección presidencial y su importancia evidente, en estas elecciones se juegan otras cosas muy importantes. Permítanme destacar la relevancia de la oportunidad de terminar con la exclusión del PC, de la vida política nacional, en su dimensión parlamentaria.

Para nadie es un misterio que el sistema binominal y los enclaves autoritarios que tenia la Constitución del 80 eran un diseño que buscaba la perpetuación en el poder del dictador. Estos fueron adaptados luego de la derrota del No el 5 de Octubre de 1988 para garantizar una capacidad de veto parlamentario de la minoría a la mayoría que representaban las fuerzas triunfantes en el plebiscito.

Pero seria ingenuo, analizar los dispositivos diseñados por los autores de la espuria constitución del 80 en forma limitada. Estos buscaban objetivos mas amplios: la división de la coalición triunfante el 88 y tenían un marcado componente antipartidos.

Por cierto, la visión critica de la democracia de los principales ideólogos del pinochetismo partía de un diagnostico critico de las derechas en cuanto a su desempeño partidario en la historia de Chile. Guzmán tenía razón en su crítica a la derecha tradicional, respecto a la endémica incapacidad organizativa y de representación política democrática. Cuestión, por lo demás destacada por múltiples analistas que consideran esta variable una de las causas de la debilidad de la democracia en America Latina.
Cuando las derechas fracasan en su rol representativo, intentan recuperar el control botando la mesa democrática.

Así los dispositivos que regularían la vida de los partidos, atacarían el corazón de las fuerzas progresistas, la capacidad de estas de acumular fuerza social, es decir fuerza democrática.

Nos es la intención de este artículo, entregar un acabado análisis sobre las normativas destructivas de sindicatos, organizaciones sociales, territoriales y partidos políticos, que representa la constitución de 1980. Esto forma parte del debate que se ha dado bajo los gobiernos de la Concertación que han intentado modificar estos aspectos: Sistema electoral, financiamiento de los partidos y de la política, reformas a los sindicatos y los derechos de los dirigentes sociales para hacer política, etc. Por cierto todo esto en una lógica de perfeccionamiento democrático, dentro de un sistema que le da sobrerrepresentación a la derecha, al menos en sus inicios. Con resultados nada estimulantes.

Tampoco es el momento de evaluar las responsabilidades de la Concertación y en especial de sus parlamentarios para este inaceptable retraso, en acometer de manera decidida esta deuda democrática, ni en los errores del propio PC durante este periodo que han sido las causas más relevantes de la mantención de la exclusión.

Es por tanto, el momento de apuntar con mucha claridad a que esta es una prueba acerca de las capacidades de las fuerzas progresistas de avanzar en la profundización democrática. En esta tarea nos medimos todos aquellos que creemos posible construir un país más incluyente y más democrático. Siguiendo el viejo adagio que reza que los males de la democracia se corrigen con más democracia.

No hay comentarios: