domingo, 13 de septiembre de 2015

POR LA RAZÓN DE LA VOLUNTAD POPULAR Y LA FUERZA DE NUESTRAS IDEAS


Se dice de Chile que es un pueblo resiliente a las catástrofes, dotado de una especial capacidad para enfrentar terremotos, incendios, inundaciones y otros desastres semejantes, y para sobreponerse a ellos. Se puede decir de Chile que, lo mismo que frente a los golpes de la naturaleza, es también un país resistente a las tragedias políticas que han oscurecido momentos cruciales de su historia, y de las cuales, gracias a su sensatez y flexibilidad, ha conseguido imponerse al dolor y restablecer sus equilibrios.
En contra del poder de una minoría que cambió el curso de nuestro desarrollo económico, político e institucional, amparada en el uso de la fuerza, Chile fue capaz de movilizarse y de reconquistar la libertad, el respeto por la dignidad esencial de las personas y la paz social. La suya fue una lucha épica, pero también dolorosa por el sufrimiento de tantos chilenos víctimas de la represión, vivos en nuestra memoria a través de los testimonios de Eduardo Frei Montalva y Bernardo Leighton.
A ese Chile pertenece también el mérito de haber logrado una transición a la democracia sin enfrentamientos fratricidas que, aunque prolongada, ha permitido ir cerrando heridas, combatir la pobreza, mantener la estabilidad política y garantizar la alternancia en el poder. Luego, no al margen, sino en la trayectoria de esta evolución madura que le brindó a la derecha y a Sebastián Piñera la oportunidad de retornar al poder y de realizar sus planes, fue que la ciudadanía respaldó a la Presidenta Michelle Bachelet, a su programa de gobierno y a la Nueva Mayoría.
Este paso trascendental fue ratificado en las urnas en tres momentos sucesivos del debate y de la formación del juicio ciudadano: en las elecciones primarias, en la primera vuelta presidencial, y en el balotage, cuando la Presidenta recibió el 62 por ciento de respaldo. Para quienes abrigamos convicciones democráticas y republicanas, dicho veredicto y la autoridad que inviste, tienen un valor imperativo que no admite relativismos, pues constituyen la expresión política de la soberanía popular que reside en el pueblo y se manifiesta a través de elecciones libres, periódicas e informadas.
Hoy, la pérdida de confianza en la actividad política y en sus representantes, ha podido crear una atmósfera de intolerancia que amenaza con despojar a nuestra cultura cívica del espíritu de diálogo, respeto y entendimiento que nutre la convivencia democrática y preserva la legitimidad de las instituciones republicanas. Nadie puede ser indiferente a este hecho, menos quienes tuvieron participación en la formación del gobierno.
Los militantes Demócratas Cristianos firmantes queremos declarar al país lo siguiente:
1. La Democracia Cristiana fue, es y será un partido político de vanguardia social, por lo que expresamos nuestra absoluta lealtad y respaldo al actual Gobierno dirigido por la Presidenta Michelle Bachelet Jeria, gobierno el cual contribuíamos a elegir, participando activamente en el programa y en la campaña presidencial.
2. Asimismo, declaramos nuestro apoyo a las reformas económicas, sociales y políticas impulsadas por el actual Gobierno, entendiendo que éstas son necesarias para avanzar hacia un país más equitativo y democrático, que propenda a disminuir las desigualdades económicas y sociales, integrando a los sectores más desposeídos de nuestra sociedad al progreso material y espiritual.
3. Nos declaramos como un partido político fundador y miembro de la Nueva Mayoría, reconociendo en esta alianza a una coalición política, que por la pluralidad y compromiso con las transformaciones sociales de sus partidos integrantes, constituye la alianza política natural de la Democracia Cristiana. Por lo mismo, creemos importante su proyección política más allá del actual Gobierno.
4. Manifestamos nuestro irrestricto apoyo a las propuestas emanadas del Consejo Asesor Presidencial contra los Conflictos de Interés, el Tráfico de Influencias y la Corrupción, conocida como Comisión Engel, para lo cual abogamos por su materialización como Leyes de la República, en el periodo más breve posible.
5. Afirmamos la identidad de la Democracia Cristiana, de la que son tributarias la Revolución en Libertad, la oposición honesta y responsable al gobierno de Salvador Allende, la lucha por los derechos humanos, la movilización política y social contra la dictadura, la Concertación Democrática, los gobiernos de Aylwin, Frei, Lagos y Bachelet, y la Nueva Mayoría. Esta memoria moldea el carácter plurinacional y popular de nuestra colectividad, y la sitúa entre las grandes corrientes humanistas contemporáneas.
Estos compromisos constituyen una guía para la acción, que llevaremos a la práctica en toda instancia política de decisión.

1.       Renán Fuentealba. Ex Presidente Nacional PDC
2.       Ricardo Hormazabal. Ex Presidente Nacional PDC
3.       Belisario Velasco. Ex Secretario Nacional PDC  
4.       Andrés Aylwin. Ex Diputado
5.       Diego Calderón. Presidente JDC
6.       Yasna Provoste. Diputada
7.       Gabriel Silber. Diputado
8.       Fuad Chaín. Diputado
9.       Raúl Donckaster. Alcalde La Reina
10.   Laura Albornoz. Ex Vice Presidenta Nacional PDC.
11.   Carlos Eduardo Mena. Ex Secretario Nacional PDC
12.   Myriam Selva Verdugo Consejera Nacional.PDC
            13. Soledad Lucero. Vicepresidenta del PDC
14.   Cecilia Valdes Ex Consejera Nacional PDC.
15.   Rodrigo Albornoz Ex Concejero Nacional 
16.   Humberto Burotto Ex Concejero Nacional 
17.   Rodolfo Fortunatti
18.   Alejandra Miranda Consejera Nacional PDC
19.   Nicolás Mena Ex Concejal
20.   Enrique Álvarez Ex Presidente FEUC
21.   Germán Venegas Presidente PDC San Bernardo
22.   Juan Manuel Sepulveda
23.   Jorge Donoso
24.   Isabel Velasco
25.   Hernán Kohenenkampf
26.   Juan Claudio Reyes
27.   Carlos (Yankee) Espinoza Ex Consejero Nacional 
28.    Patricio Huepe. Ex Gobernador
29.   Marcel Youn. Ex Embajador
30.   Osvaldo Aravena. Ex Presidente Distrital de Talagante
31  Pilar Mallea Araus, Ex Vicepresidenta nacional JDC
32  Jorge Pinochet Jiménez, ex consejero nacional de la JDC
33.   Francisco Garay
34.   Marco Soto
35.   Alejandro Carril Presidente Comunal La Reina. PDC
36.   Alfredo Medina. Ex dirigente Universidad Austral.
37.   Marco Ensignia. Ex dirigente Universidad de Chile.
38.   Mario Cañas Dirigente Colegio de Profesores
39.   Silvana Vidal. Militante
40.   Enrique Bertran Agente Cultural
41.   Santiago Mejias. Ex Vice presidente Universidad Austral.
42.   Luis Moya Director de la Comisión Chilena de Derechos Humanos.
43.   Esteban Tumba Dirigente Social.
44.   Cecilia Aguero Concejal Valdivia.
45.   Cecilia Gonzalez Hansen Periodista
46.   Alejandro Gutierrez
47.   Jocelyn Espinoza Presidenta Comunal Renca.
48.   Mario Cañas Dirigente de nucleo de profesores PDC.
49.   Karina Aedo Asistente Social.
50.   Edith Rivera Frente de Pofesionales.
51.   Carolina Romero Empresaria.
52.   Pedro Olea Psicologo.
53.   Tomás Rogers Nucleo de Ingenieros PDC
54.   Enrique Bertrán, ex presidente de la Comisión de Cultura PDC
55.   Roberto Astudillo Oyarzún, ex concejal Estación Central
56.   Ramón Espinoza Rocha, secretario distrital PDC Biobío.
57.   Sergio Hinojosa, militante.
58.   Ramón Mallea Araus, ex encargado de formación JDC

viernes, 10 de abril de 2015

Me Niego


Dedico esta nota a aquellos que al igual que yo salieron a las calles a protestar contra la dictadura.
A aquellos que fueron perseguidos, a los que estuvimos presos. 

A aquellos que fuimos torturados y/o exiliados por causa de la justicia. 
Se me vienen a la mente los miles de estudiantes que lo arriesgaron todo por la libertad de nuestra patria. O a aquellos jóvenes, adultos y viejos que salimos a las calles caminando de casa en casa para lograr el triunfo del NO.
Recuerdo especialmente a los que no estan ahora con nosotros por que perdieron sus vidas bajo un régimen despiadado. Dedico esta nota a mi amigo Mario Martinez semilla de libertad.
Tanto melodrama Burotto, ¿no estarás exagerando? No, rotundamente no, no exagero.
Me niego a aceptar lo que esta pasando, me niego a aceptar que estamos condenados a llamar democracia a un sistema que permite que el voto del pueblo sea torcido por la billetera del poder.
Me niego a aceptar que los parlamentarios son “electos” a la hora de subordinarse al capital de empresarios o grupos económicos y que la elección es solo una ceremonia formal para “legitimar” su investidura.
Me niego a aceptar que el término democracia pueda ser trastocado al extraérsele la ética y como en la antigua alquimia transformarlo en oro.
Me niego a aceptar que los medios dan lo mismo y que solo el fin justifica lo que sea. Eso es un engaño de los predicadores de la sumisión al poder de facto.
Me niego a ser amedrentado para callar la denuncia de la corrupción y el cohecho por que puede venir un supuesto fantasma del populismo, o porque algún militar se puede sublevar. Vayan a meterle miedo a quien no haya conocido y vencido el temor real, ante asesinos reales. No nos venció el miedo antes, no tenemos miedo hoy día.
Me niego a aceptar mas chantajes acerca de la gobernabilidad, la estabilidad o la transición que pretende justificar el silencio o la mentira frente al fraude o la frescura.
Yo digo que no se puede servir a dos señores. O se opta por el pueblo o te sometes a las oligarquías
En la década del sesenta, es cierto, se criticó tanto la democracia formal, que al final terminaron debilitando la democracia substantiva, la de los derechos de las personas. Pero estaba en juego lo mismo que hoy día, la validez del camino del voto para hacer a los pueblos dueños e su destino.
De extinguirse el camino democrático, de convertir en caricatura la opinión de los pueblos, el dilema del voto o el fusil se decantaba hacia las soluciones de fuerza, que tanto han hecho padecer a nuestros pueblos de este continente.
Nuestras generaciones estamos a prueba para demostrar que somos capaces de construir y compartir un orden social, en el cual la justicia, la equidad y la solidaridad son vividas e implementadas con la gente y no contra o a pesar de ella. Y que ese orden de progresiva realización humana (liberación), se hace privilegiando a la persona humana por sobre el capital. A eso le llamamos democracia, a un sistema en donde las mayorías respetando a las minorías dirigen o deciden, y no las oligarquías enquistadas en el poder económico, o político.
Me niego a creer que estoy condenado por que creo en la consecuencia con los valores humanistas de mi credo, a ser aislado por ingenuo, idealista o problemático.
Yo digo que mi actitud es la única práctica y verdaderamente realista, pues propone unir teoría con la práctica y no divorciarlas olvidando los principios.
Y yo te digo a ti que estas indignado que no olvides la esperanza, que hemos pasado momentos peores y hemos demostrado la fortaleza de los pacíficos y la firmeza de los convencidos.