sábado, 21 de junio de 2008

Documento de los Obispos Catolicos

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A P A R E C I D A P O R L A S O L I D A R I D A D
Y L A J U S T I C I A

EL COMPROMISO DE LOS OBISPOS CATOLICOS DE AMERICA LATINA CON NU STROS PUEBLOS EN ESTA SOCIEDAD CADA VEZ MAS DESIGUAL Y SEGREGADA BAJO EL CAPITALISMO GLOBALIZADO
PARRAFOS SELECTOS DEL DOCUMENTO CONCLUSIVOORIGINALDE LA Vª CONFERENCIA GENERAL DE LOS OBISPOS CATOLICOSDE AMERICA LATINA Y EL CARIBECELEBRADA EN APARECIDA, BRASIL,EN MAYO DE 2007
SELECCION, SUBTITULOS Y SUBRAYADOSDE RONALDO MUÑOZSANTIAGO DE CHILEMAYO DE 2008

SELECCION DE TEXTOS DE LA CONFERENCIA DE APARECIDA E N SOLIDARIDAD CRISTIANA CON NUESTROS PUEBLOS
EMPOBRECIDOS

INTRODUCCION
29. ... Los cristianos somos portadores de buenas noticias para la humanidad y no profetas de desventuras.

30. La Iglesia debe cumplir su misión siguiendo los pasos de Jesús y adoptando sus actitudes (cf. Mt 9, 35-36). El, siendo el Señor, se hizo servidor y obediente hasta la muerte de cruz (cf. Fil 2, 8); siendo rico, eligió ser pobre por nosotros (cf. 2 Cor 8, 9), enseñándonos el itinerario de nuestra vocación de discípulos y misioneros.

31. En el rostro de Jesucristo, ... podemos ver, con la mirada de la fe, el rostro humillado de tantos hombres y mujeres de nuestros pueblos y al mismo tiempo su vocación a la libertad de los hijos de Dios, a la plena realización de su dignidad personal y a la fraternidad entre todos. La Iglesia está al servicio de todos los seres humanos, hijos e hijas de Dios.

33. Los pueblos de América Latina y de El Caribe viven hoy una realidad marcada por grandes cambios que afectan profundamente sus vidas. Como discípulos de Jesucristo, nos sentimos interpelados a discernir los “signos de los tiempos”, a la luz del Espíritu Santo, para ponernos al servicio del Reino, anunciado por Jesús, que vino para que todos tengan vida y “para que la tengan en plenitud” (Jn 10, 10).

34. La novedad de estos cambios, a diferencia de 1o ocurrido en otras épocas, es que tienen un alcance global que, con diferencias y matices, afectan al mundo entero. Habitualmente se los caracteriza como el fenómeno de la globalización. ...


1. LA VIDA DE NUESTROS PUEBLOS HOY

1.1. Situación socio-cultural

44. Vivimos un cambio de época cuyo nivel más profundo es el cultural. Se desvanece la concepción integral del ser humano, su relación con el mundo y con Dios. ...

45. La ciencia y la técnica cuando son puestas al servicio del mercado, con los valores de la eficacia, la rentabilidad y lo funcional, ha creado una lógica que invade las prácticas sociales, las mentes y las cosmovisiones.
46. Se verifica, a nivel masivo, una especie de nueva colonización cultural por la imposición de culturas artificiales, despreciando las culturas locales y tendiendo a imponer una cultura homogeneizada en todos los sectores. Esta cultura se caracteriza por la autorreferencia del individuo, que conduce a la indiferencia por el otro, a quien no necesita ni del que se siente responsable. Se prefiere vivir día a día, sin programas a largo plazo ni apegos personales, familiares y comunitarios.

47. ... La afirmación de los derechos individuales y subjetivos, sin un esfuerzo semejante para garantizar los derechos sociales culturales y solidarios, resulta en perjuicio de la dignidad de todos, especialmente de quienes son más pobres y vulnerables.

52. Entre los aspectos positivos de este cambio cultural aparece el valor fundamental de la persona, de su subjetividad y experiencia, la búsqueda del sentido de la vida y la trascendencia. ...

54. Pero junto con el énfasis en la responsabilidad individual, en medio de sociedades que promueven a través de los medios el acceso a bienes, se niega paradójicamente el acceso de los mismos a las grandes mayorías, bienes que constituyen elementos básicos y esenciales para vivir como personas

56. Por otra parte la riqueza y la diversidad cultural de los pueblos de América Latina y el Caribe resultan evidentes. Existen en nuestra región diversas culturas indígenas, afro- descendientes, mestizas, campesinas, urbanas y suburbanas.

57. Estas culturas coexisten en condiciones desiguales con la llamada cultura globalizada. Ellas exigen reconocimiento y ofrecen valores que constituyen una respuesta a los antivalores de la cultura que se impone a través de los medios de comunicación de masas; valores como comunitarismo, valoración de la familia, apertura a la trascendencia y. solidaridad. Estas culturas son dinámicas y están en interacción permanente entre sí y con las diferentes propuestas culturales.

91. Los indígenas y afroamericanos emergen ahora en sociedad y en la Iglesia. Este es un “kairós” para profundizar el encuentro de la Iglesia con estos sectores humanos que reclaman el reconocimiento pleno de sus derechos individuales y colectivos, ser tomados en cuenta en la catolicidad con su cosmovisión, sus valores y sus identidades particulares, para vivir un nuevo Pentecostés eclesial.
1.2. Situación económica
a) la globalización

61. La globalización es un fenómeno complejo que posee diversas dimensiones (económicas, políticas, culturales, comunicacionales, etc). Para una justa valoración de ella, es necesaria una comprensión analítica y diferenciada que permita detectar tanto sus aspectos positivos como negativos. Lamentablemente, la cara más extendida y exitosa de la globalización es su dimensión económica, que se sobrepone y condiciona las otras dimensiones de la vida humana. En la globalización la dinámica del mercado absolutiza con facilidad la eficacia y la productividad como valores reguladores de todas las relaciones humanas. Este peculiar carácter hace de la globalización un proceso promotor de inequidades e injusticias múltiples. La globalización tal y como está configurada actualmente, no es capaz de interpretar y reaccionar en función de valores objetivos que se encuentran más allá del mercado y que constituyen lo más importante de la vida humana: la verdad, la justicia, el amor, y muy especialmente, la dignidad y los derechos de todos, aún de aquellos que viven al margen del propio mercado.

62. Conducida por una tendencia que privilegia el lucro y estimula la competencia, la globalización sigue una dinámica de concentración de poder y de riquezas en manos de pocos, no sólo de los recursos físicos y monetarios, sino sobre todo de la información y de los recursos humanos, lo que produce la exclusión de todos aquellos no suficientemente capacitados e informados, aumentando las desigualdades que marcan tristemente nuestro continente y que mantienen en la pobreza a una multitud de personas. ...

64. Es por ello que, frente. a esta forma de globalización, sentimos un fuerte llamado para promover una globalización diferente, que esté marcada por la solidaridad, por la justicia y por el respeto a los derechos humanos. ...
b) los rostros sufrientes

65. Esto nos debería llevar a contemplar los rostros de quienes sufren. Entre ellos están las comunidades indígenas y afro-descendientes, que en muchas ocasiones no son tratadas con dignidad e igualdad de condiciones; muchas mujeres que son excluidas, en razón de su sexo, raza o situación socioeconómica; jóvenes que reciben una educación de baja calidad y no tienen oportunidades de progresar en sus estudios ni de entrar en el mercado del trabajo para desarrollarse y constituir una familia; muchos pobres, desempleados, migrantes, desplazados, campesinos sin tierra, quienes buscan sobrevivir en la economía informal; niños y niñas sometidos a la prostitución infantil ligada muchas veces al turismo sexual; también los niños víctimas del aborto. Millones de personas y familias viven en la miseria e incluso pasan hambre. Nos preocupan también quienes dependen de las drogas, las personas con discapacidad, los portadores de VIH y los enfermos del SIDA que sufren de soledad y se ven excluidos de la convivencia familiar y social. No olvidamos tampoco a los secuestrados y a los que son víctimas de la violencia, del terrorismo, de conflictos armados y de la inseguridad ciudadana. También los ancianos, que además de sentirse excluidos del sistema productivo, se ven muchas veces rechazados por su familia como personas incómodas e inútiles. Nos duele, en fin, la situación inhumana en que vive la gran mayoría de los presos, que también necesitan de nuestra presencia solidaria y de nuestra ayuda fraterna. Una globalización sin solidaridad afecta negativamente a los sectores más pobres. Ya no se trata simplemente del fenómeno de la explotación y opresión, sino de algo nuevo: la exclusión social. Con ella queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive, pues ya no se está en ella abajo, en la periferia o sin poder, sino que se está afuera. Los excluidos no son solamente “explotados” sino “sobrantes” y “desechables”.
c) las empresas transnacionales

66. Las instituciones financieras y las empresas transnacionales se fortalecen al punto de subordinar las economías locales, sobre todo, debilitando a los Estados, que aparecen cada vez más impotentes para llevar adelante proyectos de desarrollo al servicio de sus poblaciones, especialmente cuando se trata de inversiones de largo plazo y sin retorno inmediato. Las industrias extractivas internacionales y la agroindustria muchas veces no respetan los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales de las poblaciones locales y no asumen sus responsabilidades. Con mucha frecuencia se subordina la destrucción de la naturaleza al desarrollo económico, con daños a la biodiversidad, con el agotamiento de las reservas de agua y de otros recursos naturales, con la contaminación del aire y el cambio climático. . . América Latina posee los acuíferos más abundantes del planeta, junto con grandes extensiones de territorio selvático, que son pulmones de la humanidad. Así se dan gratuitamente al mundo servicios ambientales que no son reconocidos económicamente. La región se ve afectada por el recalentamiento de la tierra y el cambio climático, provocado principalmente por el estilo de vida no sostenible de los países industrializados.

67. La globalización ha vuelto frecuente la celebración de Tratados de Libre Comercio entre países con economías asimétricas, que no siempre benefician a los países más pobres, al mismo tiempo se presiona a los países de la región con exigencias desmedidas en materia de propiedad intelectual, a tal punto que se permite derechos de patente sobre la vida en todas sus formas. Además, la utilización de organismos genéticamente manipulados muestra que no siempre contribuye ni al combate contra el hambre ni al desarrollo rural sostenible.

69. La actual concentración de renta y riqueza se da principalmente por los mecanismos del sistema financiero. La libertad concedida a las inversiones financieras favorecen al capital especulativo, que no tiene incentivos para hacer inversiones productivas de largo plazo, sino que busca el lucro inmediato en los negocios con títulos públicos, monedas y derivados.

70. Es también alarmante el nivel de la corrupción en las economías que involucra tanto al sector público como al sector privado, a lo que se suma una notable falta de transparencia y rendición de cuentas a la ciudadanía. En muchas ocasiones la corrupción está vinculada al flagelo del narcotráfico o del narconegocio. ...
d) explotación laboral y exclusión

71. La población económicamente activa de la región está afectada por el subempleo (42%) y el desempleo (9%). El trabajo informal afecta casi la mitad de ella. El trabajo formal, por su parte, se ve sometido a la precariedad de las condiciones de empleo y a la presión constante de subcontratación, lo que trae consigo salarios más bajos y desprotección en el campo de seguridad social, no permitiendo a muchos el desarrollo de una vida digna. En este contexto, los sindicatos pierden la posibilidad de defender los derechos de los trabajadores. Por otro lado, se pueden destacar fenómenos positivos y creativos para enfrentar esta situación de parte. de los afectados, quienes vienen impulsando diversas experiencias, como por ejemplo, micro finanzas, economía local y solidaria y comercio justo.

72. Los campesinos, en su mayoría, sufren a causa de la pobreza, agravada por no tener acceso a tierra propia. Sin embargo existen grandes latifundios en manos de unos pocos. En algunos países esta situación ha llevado a la población a demandar una Reforma Agraria, estando atentos a los males que puedan ocasionarles los Tratados de Libre Comercio, la manipulación de la droga y otros factores.

73. Uno de los fenómenos más importantes en nuestros países es el proceso de movilidad humana, en que millones de personas migran o se ven forzadas a migrar dentro y fiera de sus respectivos países. Las causas son diversas y están relacionadas con la situación económica, la violencia en sus diversas formas, la pobreza que afecta a las personas y la falta de oportunidades para la investigación y el desarrollo profesional. Las consecuencias son en muchos casos de enorme gravedad a nivel personal, familiar y cultural. La pérdida del capital humano de millones de personas, profesionales calificados, investigadores y amplios sectores campesinos, nos va empobreciendo cada vez más. La explotación laboral llega, en algunos casos, a generar condiciones de verdadera esclavitud. Se da también un vergonzoso tráfico de personas, que incluye la prostitución, aún de menores. Especial mención merece la situación de los refugiados, que cuestiona la capacidad de acogida de la sociedad y de las iglesias.
1.3. Dimensión socio-política

75. Con la presencia más protagónica de la Sociedad Civil y la irrupción de nuevos actores sociales como son los indígenas, los afroamericanos, las mujeres, los profesionales, una extendida clase media y los sectores marginados organizados, se está fortaleciendo la democracia participativa y se están creando mayores espacios de participación política. Estos grupos están tomando conciencia del poder que tienen entre manos y de la posibilidad de generar cambios importantes para el logro de políticas públicas más justas, que reviertan su situación de exclusión.

78. La vida social en convivencia armónica y pacífica se está deteriorando gravemente en muchos países de América Latina y El Caribe por el crecimiento de la violencia, que se manifiesta en robos, asaltos, secuestros, y lo que es más grave, en asesinatos que cada día destruyen más vidas humanas y llenan de dolor a las familias y a la sociedad entera. La violencia reviste diversas formas y tiene diversos agentes: el crimen organizado y el narcotráfico, grupos paramilitares, violencia común sobre todo en la periferia de las grandes ciudades, violencia de grupos juveniles, creciente violencia intrafamiliar. Sus causas son múltiples: la idolatría del dinero, el avance de una ideología individualista y utilitarista, el irrespeto a la dignidad de cada persona, el deterioro del tejido social, la corrupción incluso en las fuerzas del orden y la falta de políticas públicas de equidad social.

84. En las decisiones sobre las riquezas de la biodiversidad y de la naturaleza las poblaciones tradicionales han sido prácticamente excluidas. La naturaleza ha sido y continúa siendo agredida. La tierra fue depredada. Las aguas están siendo tratadas como si fueran una mercancía negociable por las empresas, además de haber sido transformadas en un bien disputado por las grandes potencias.
1.4. La contribución de la Iglesia católica.

98. La Iglesia Católica en América Latina y El Caribe, a pesar de sus deficiencias y ambigüedades, ha dado testimonio de Cristo, anunciado su Evangelio y brindado su servicio de caridad particularmente a los más pobres, en el esfuerzo por promover su dignidad y también en el empeño de promoción humana en los campos de la salud, economía solidaria, educación, trabajo, acceso a la tierra, cultura, vivienda y asistencia, entre otros. Con su voz, unida a la de otras instituciones nacionales y mundiales, ha ayudado a dar orientaciones prudentes y a promover la justicia, los derechos humanos y la reconciliación de los pueblos. Esto ha permitido que la Iglesia sea reconocida socialmente en muchas ocasiones como una instancia de confianza y credibilidad. Su empeño a favor de los más pobres y su lucha por la dignidad de cada ser humano han ocasionado, en muchos casos, la persecución y aún la muerte de algunos de sus miembros, a los que consideramos testigos de la fe.

106. ... No con la misma intensidad en todas las Iglesias se ha desarrollado el diálogo ecuménico e interreligioso, enriqueciendo a todos los participantes. En otros lugares se han creado escuelas de ecumenismo o colaboración ecuménica en asuntos sociales y otras iniciativas. Se manifiesta, como reacción al materialismo, una búsqueda de espiritualidad, de oración y de mística que expresa el hambre y sed de Dios. Por otro lado, la valoración de la ética es un signo de los tiempos que indica la necesidad de superar el hedonismo, la corrupción y el vacío de valores. Nos alegra además el profundo sentimiento de solidaridad que caracteriza a nuestros pueblos y la práctica del compartir y ayuda mutua.

109. Lamentamos cierto clericalismo, algunos intentos de volver a una eclesiología y espiritualidad anteriores al Concilio Vaticano II, algunas lecturas y aplicaciones reduccionistas de la renovación conciliar, la ausencia de un sentido de autocrítica, … nuestras débiles vivencias de la opción preferencial por los pobres, ... la discriminación de la mujer y su ausencia frecuente en los organismos pastorales.

110. Constatamos el escaso acompañamiento dado a los fieles laicos en sus tareas de servicio a la sociedad, particularmente cuando asumen responsabilidades en las diversas estructuras del orden temporal. ... De igual forma nos preocupa una espiritualidad individualista. Verificamos asimismo una mentalidad relativista en lo ético y religioso, la falta de aplicación creativa del rico patrimonio que constituye la Doctrina Social de la Iglesia. ...

115. Reconocemos que muchas veces los católicos nos hemos apartado del Evangelio, que requiere un estilo de vida más fiel a la verdad y a la caridad, más sencillo, austero y solidario, como también nos ha faltado valentía, persistencia y docilidad a la gracia para proseguir la renovación iniciada por el Concilio Vaticano II, impulsada por las anteriores Conferencias Generales, y para asegurar el rostro latinoamericano y caribeño de nuestra Iglesia. ...


2. DISCÍPULOS MISIONEROS

2.1. Una Iglesia más fiel a Jesucristo solidario con los pobres
11. La Iglesia está llamada a repensar profundamente y relanzar con fidelidad y audacia su misión en las nuevas circunstancias latinoamericanas y mundiales. No puede replegarse frente a quienes sólo ven confusión, peligros y amenazas. ... Se trata de confirmar, renovar y revitalizar la novedad del Evangelio arraigada en nuestra historia, desde un encuentro personal y comunitario con Jesucristo, que suscite discípulos y misioneros. Ello no depende tanto de grandes programas y estructuras, sino de hombres y mujeres nuevos que encarnen dicha tradición y novedad, como discípulos de Jesucristo y misioneros de su Reino. ...

143. Reconocemos el don de la vitalidad de la Iglesia que peregrina en América Latina, su opción por los pobres, sus parroquias, sus comunidades, sus asociaciones, sus movimientos eclesiales, nuevas comunidades y sus múltiples servicios sociales y educativos. Alabamos al Señor porque ha hecho de este continente un espacio de comunión y comunicación de pueblos y culturas indígenas. También agradecemos el protagonismo que van adquiriendo sectores que fueron desplazados: mujeres, indígenas, afro-descendientes, campesinos y habitantes de áreas marginales de las grandes ciudades.

176. La Iglesia es comunión en el amor. Esta es su esencia y el signo por el cual está llamada a ser reconocida como seguidora de Cristo y servidora de la humanidad. El nuevo mandamiento (del amor) es lo que une a los discípulos entre sí reconociéndose como hermanos y hermanas. ...

191. La Eucaristía, signo de la unidad con todos, que prolonga y hace presente el misterio del Hijo de Dios hecho pobre, nos plantea la exigencia de una evangelización integral. La inmensa mayoría de los católicos de nuestro continente viven bajo el flagelo de la pobreza. Esta tiene diversas expresiones: económica, física, espiritual, moral, etc. Si Jesús vino para que todos tengamos vida en plenitud, la parroquia tiene la hermosa ocasión de responder a las grandes necesidades de nuestros pueblos. Para ello tiene que seguir el camino de Jesús y llegar a ser buena samaritana como Él. Cada parroquia debe llegar a concretar en signos solidarios su compromiso social en los diversos medios en que ella se mueve, con toda “la imaginación de la caridad”. No puede ser ajena a los grandes sufrimientos que vive la mayoría de nuestra gente y que con mucha frecuencia son pobrezas escondidas. Toda auténtica misión unifica la preocupación por la dimensión trascendente del ser humano y por todas sus necesidades concretas, para que todos alcancen la plenitud que Jesucristo ofrece.
2.2. Fieles al mensaje de Jesús para la dignidad humana

120, Alabamos a Dios por los hombres y mujeres de América Latina y El Caribe que, movidos por su fe, han trabajado incansablemente en defensa de la dignidad de la persona humana, especialmente de los pobres y marginados. En su testimonio llevado hasta la entrega total resplandece la dignidad del ser humano.

124. Ante una vida sin sentido, Jesús nos revela la vida íntima de Dios en su misterio más elevado, la comunión trinitaria, Es tal el amor de Dios, que hace del hombre, peregrino en este mundo, su morada: “Vendremos a él y viviremos en él” (Jn 14, 23). Ante la desesperanza de un mundo sin Dios, que sólo ve en la muerte el término definitivo de la existencia, Jesús nos ofrece la resurrección y la vida eterna en la que Dios será todo en todos (cf 1 Cor 15, 28). Ante la idolatría de los bienes terrenales, Jesús presenta la vida en Dios como valor supremo: “¿De qué le sirve a uno ganar el mundo, si pierde su vida?” (Mc 8,36).

125. Ante el subjetivismo hedonista, Jesús propone entregar la vida para ganarla, porque “quien aprecie su vida terrena, la perderá” (Jn 12, 25). Es propio del discípulo de Cristo gastar su vida como sal de la tierra y luz del mundo. Ante el individualismo, Jesús convoca a vivir y caminar juntos. La vida cristiana sólo se profundiza y se desarrolla en la comunión fraterna. Jesús nos dice “uno es su maestro, y todos ustedes son hermanos” (Mt 23, 8). Ante la despersonalización, Jesús ayuda a construir identidades integradas.

126. La propia vocación, la propia libertad y la propia originalidad, son dones de Dios para la plenitud y el servicio del mundo.

127. Ante la exclusión, Jesús defiende los derechos de los débiles y la vida digna de todo ser humano. De su Maestro, el discípulo ha aprendido a luchar contra toda forma de desprecio de la vida y de explotación de la persona humana. Sólo el Señor es autor y dueño de la vida. El ser humano, su imagen viviente, es siempre sagrado, desde su concepción hasta su muerte natural; en todas las circunstancias y condiciones de su vida. Ante las estructuras de muerte, Jesús hace presente la vida plena. “Yo he venido para dar vida a los hombres y para que la tengan en plenitud” (Jn 10, 10). Por ello sana a los enfermos, expulsa los demonios y compromete a los discípulos en la promoción de la dignidad humana y de relaciones sociales fundadas en la justicia.

150. La respuesta a su llamada exige entrar en la dinámica del Buen Samaritano (cf. Lc 10, 29-37), que nos da el imperativo de hacernos prójimos, especialmente con el que sufre, y generar una sociedad sin excluidos, siguiendo la práctica del mismo Jesús que come con publicanos y pecadores (cf. Lc 5, 29-32), que acoge a los pequeños y a los niños (cf. Mc 10, 40-45), que perdona y libera a la mujer pecadora (cf. Lc 7, 36-49; Jn 8, 1-11), que conversa con la Samaritana (cf. Jn 4, 1-26).
128. Ante la naturaleza amenazada, Jesús, que conocía el cuidado del Padre por las criaturas que El alimenta y embellece, (cf. Lc 12, 28), nos convoca a cuidar la tierra para que brinde abrigo y sustento a todos los hombres (cf. Gn 1, 29; 2, 15).
2.3. La Buena Nueva del trabajo

135. Alabamos a Dios porque en la belleza de la creación, que es obra de sus manos, resplandece el sentido del trabajo como participación de su tarea creadora y como servicio a los hermanos y hermanas. Jesús, el carpintero (cf. Mc 6, 3), dignificó el trabajo y al trabajador y recuerda que el trabajo no es un mero apéndice de la vida, sino que “constituye una dimensión fundamental de la existencia del hombre en la tierra”, por la cual el hombre y la mujer se realizan a sí mismos como seres humanos. El trabajo garantiza la dignidad y la libertad del hombre, es probablemente “la clave esencial de toda ‘la cuestión social’”.

136. Damos gracias a Dios porque su palabra nos enseña que, a pesar de la fatiga que muchas veces acompaña al trabajo, el cristiano sabe que éste, unido a la oración, sirve no sólo al progreso terreno, sino también a la santificación personal y a la construcción del Reino de Dios. El desempleo, la injusta remuneración del trabajo y el vivir sin querer trabajar, son contrarios al designio de Dios. El discípulo y el misionero, respondiendo a este designio, promueven la dignidad del trabajador y del trabajo, el justo reconocimiento de sus derechos y de sus deberes, y desarrollan la cultura del trabajo y denuncian toda injusticia.

137. Alabamos a Dios por lo talentos, el estudio y la decisión de hombres y mujeres para iniciar emprendimientos generadores de trabajo y producción, que elevan la condición humana y el bienestar de la sociedad. La actividad empresarial es buena y necesaria cuando respeta la dignidad del trabajador, el cuidado del medio ambiente y se ordena al bien común. Se pervierte cuando, buscando solo el lucro, atenta contra los derechos de los trabajadores y la justicia.
2.4. La Buena Nueva del destino universal de los bienes

140. Con los pueblos originarios de América, alabamos al Señor que creó el universo como espacio para la vida y la convivencia de todos sus hijos e hijas y nos lo dejó como signo de su bondad y de su belleza. También la creación es caridad, manifestación del amor providente de Dios; nos ha sido entregada para que la cuidemos y la transformemos en fuente de vida digna para todos. Aunque hoy se ha generalizado una mayor valoración de la naturaleza, percibimos claramente de cuántas maneras el hombre amenaza y aun destruye su ‘habitat’. ...

141. ... El Señor ha entregado el mundo para todos. ... El destino universal de los bienes exige la solidaridad con la generación presente y las futuras. Ya que los recursos son cada vez más limitados, su uso debe estar regulado según un principio de justicia distributiva respetando el desarrollo sostenible.
2.5. La Misión al servicio de la vida plena para todos

367. Jesús, el buen pastor, quiere comunicamos su vida y ponerse al servicio de la vida. Lo vemos cuando se acerca al ciego del camino (cf. Mc 10, 46-52), cuando dignifica a la samaritana (cf. Jn 4, 7-26), cuando sana a los enfermos (cf. Mt 11, 2-6), cuando alimenta al pueblo hambriento (cf. Mc 6, 30-44), cuando libera a los endemoniados (cf. Mc 5, 1-20). En su Reino de vida Jesús incluye a todos: come y bebe con los pecadores (cf. Mc 2, 16), sin importarle que lo traten de comilón y borracho (cf. Mt 11, 19); toca leprosos (cf. Lc 5, 13), deja que una mujer prostituta unja sus pies (cf. Lc 7, 36-50) y de noche recibe a Nicodemo para invitarlo a nacer de nuevo (cf. Jn 3, 1-15). Igualmente invita a sus discípulos a la reconciliación (cf. Mt 5, 24), al amor a los enemigos (cf. Mt 5, 44), a optar por los más pobres (cf. Lc 14, 15-24).

370. La vida nueva de Jesucristo toca al ser humano entero y desarrolla en plenitud la existencia humana “en su dimensión personal, familiar, social y cultural”. Para ello hace falta entrar en un proceso de cambio que transfigure los variados aspectos de la propia vid. .... La vida en Cristo incluye la alegría de comer juntos, el entusiasmo por progresar, el gusto de trabajar y de aprender, el gozo de servir a quien nos necesite, el contacto con la naturaleza, el entusiasmo de los proyectos comunitarios, el placer de una sexualidad vivida según el Evangelio, ...

372. Pero las condiciones de vida de muchos abandonados, excluidos e ignorados en su miseria y su dolor, contradicen este proyecto del Padre e interpelan a los creyentes a un mayor compromiso a favor de la cultura de la vida. El Reino de vida que Cristo vino a traer es incompatible con esas situaciones inhumanas. Si pretendemos cerrar los ojos antes esas realidades, no somos defensores de la vida del Reino y nos situamos en el camino de la muerte: “Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en la muerte” (1 Jn 3, 14). Hay que subrayar “la inseparable relación entre amor a Dios y amor al prójimo” que “invita a todos a suprimir las graves desigualdades sociales y las enormes diferencias en el acceso a los bienes”. Tanto la preocupación por desarrollar estructuras más justas como por transmitir los valores sociales del Evangelio, se sitúan en este contexto de servicio fraterno a la vida digna.

373. Descubrimos así una ley profunda de la realidad: la vida sólo se desarrolla plenamente en la comunión fraterna y justa. Porque “Dios en Cristo no redime solamente la persona individual, sino también las relaciones sociales entre los seres humanos”.
2.6. Desde las Comunidades de Base entre los mismos pobres

193. En la experiencia eclesial de América Latina y El Caribe, las Comunidades Eclesiales de Base con frecuencia han sido verdaderas escuelas que forman discípulos y misioneros del Señor, como testimonia la entrega generosa, hasta derramar su sangre, de tantos miembros suyos. Ellas recogen la experiencia de las primeras comunidades, como están descritas en los Hechos de los Apóstoles (cf. Hch 2, 42-47). Medellín reconoció en ellas una célula inicial de estructuración eclesial y foco de evangelización. Arraigadas en el corazón del mundo, son espacios privilegiados para la vivencia comunitaria de la fe, manantiales de fraternidad y de solidaridad, alternativa a la sociedad actual fundada en el egoísmo y en la competencia despiadada.

194. Queremos decididamente reafirmar y dar nuevo impulso a la vida y misión profética y santificadora de las CEBs, en el seguimiento misionero de Jesús. Ellas han sido una de las grandes manifestaciones del Espíritu en la Iglesia de América Latina y El Caribe después del Vaticano II. Tienen la Palabra de Dios como fuente de su espiritualidad, y la orientación de sus Pastores como guía que asegura la comunión eclesial. Despliegan su compromiso evangelizador y misionero entre los más sencillos y alejados, y son expresión visible de la opción preferencial por los pobres. Son fuente y semilla de variados servicios y ministerios a favor de la vida en la sociedad y en la Iglesia.

195. ... Ellas podrán revitalizar las parroquias desde su interior haciendo de las mismas una comunidad de comunidades. Después del camino recorrido hasta ahora, con logros y dificultades, es el momento de una profunda renovación de esta rica experiencia eclesial en nuestro continente, para que no pierdan su eficacia misionera sino que la perfeccionen y la acrecienten de acuerdo a las siempre nuevas exigencias de los tiempos.


3. LA MISIÓN ESPECIAL
DE LOS CRISTIANOS LAICOS(AS)

3.1. Transformar la sociedad desde dentro

226. Su misión propia y específica se realiza en el mundo, de tal modo que con su testimonio y su actividad contribuyan a la transformación de las realidades y la creación de estructuras justas según los criterios del Evangelio. “El ámbito propio de su actividad evangelizadora es el mismo mundo vasto y complejo de la política, de la realidad social y de la economía, como también el de la cultura, de las ciencias y de las artes, de la vida internacional, de los ‘mass media’, y otras realidades abiertas a la evangelización, como son el amor, la familia, la educación de los niños y adolescentes, el trabajo profesional y el sufrimiento”. Además, tienen el deber de hacer creíble la fe que profesan mostrando autenticidad y coherencia en su conducta.

398. Ser discípulos y misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos, en El, tengan vida, nos lleva a asumir evangélicamente y desde la perspectiva del Reino las tareas prioritarias que contribuyen a la dignificación de todo ser humano, y a trabajar junto con los demás ciudadanos e instituciones en bien del ser humano. ...
3.2. La misericordia y la justicia

399. La misericordia siempre será necesaria, pero no debe contribuir a crear círculos viciosos que sean funcionales a un sistema económico inicuo. Se requiere que las obras de misericordia estén acompañas por la búsqueda de una verdadera justicia social, que vaya elevando el nivel de vida de los ciudadanos, promoviéndolos como sujetos de su propio desarrollo. En su Encíclica “Deus Caritas est”, el Papa Benedicto ha tratado con claridad inspiradora la compleja relación entre justicia y caridad. Allí nos dice que “el orden justo de la sociedad y del Estado es una tarea principal de la política” y no de la Iglesia. Pero la Iglesia “no puede ni debe quedarse al margen en la lucha por la justicia”. Ella colabora purificando la razón de todos aquellos elementos que la ofuscan e impiden la realización de una liberación integral. También es tarea de la Iglesia ayudar con la predicación, la catequesis, la denuncia, y el testimonio del amor y de la justicia, para que se despierten en la sociedad las fuerzas espirituales necesarias y se desarrollen los valores sociales. Sólo así las estructuras serán realmente más justas, podrán ser eficaces y sostenerse en el tiempo. Sin valores no .hay futuro, y no habrá estructuras salvadoras, ya que en ellas siempre subyace la fragilidad humana.
3.3. Hacer frente al materialismo y el egoísmo dominantes

401. La cultura actual tiende a proponer esti1os de ser y de vivir contrarios a la naturaleza y dignidad del ser humano. El impacto dominante de los ídolos del poder, la riqueza y el placer efímero los han transformado, por encima del valor de la persona; en la norma máxima de funcionamiento y el criterio decisivo en la organización social. Ante esta realidad anunciamos una vez más el valor supremo de cada hombre y de cada mujer. El Creador, en efecto, al poner todo lo creado al servicio del ser humano, manifiesta la dignidad de la persona humana e invita al cuidado exquisito por cada uno (cf. Gn 1, 26-30).

525. El discípulo y misionero de Cristo que se desempeña en los ámbitos de la política, de la economía y en los centros de decisiones, sufre el influjo de una cultura frecuentemente dominada por el materialismo, los intereses egoístas y una concepción del hombre contraria a la visión cristiana. Por eso es imprescindible que el discípulo se cimiente en su seguimiento del Señor que le dé la fuerza necesaria no sólo para no sucumbir ante las insidias del materialismo y del egoísmo, sino para construir en torno a él un consenso moral sobre los valores fundamentales que hacen posible la construcción de una sociedad justa.


4. LA PARTICIPACIÓN DE LA MUJER

4.1. La igual dignidad y la reciprocidad entre varón y mujer

48. En esta hora de América Latina y El Caribe urge tomar conciencia de la situación precaria que afecta la dignidad de muchas mujeres. Algunas desde niñas y adolescentes, son sometidas a múltiples formas de violencia dentro y fuera de casa: tráfico, violación, servidumbre y acoso sexual; desigualdades en la esfera del trabajo, de la política y de la economía; explotación publicitaria por parte de muchos medios de comunicación social que las tratan como objeto de lucro.

174. ... En el ejercicio de la unidad querida por Jesús, los hombres y mujeres de nuestro tiempo se sienten convocados y recorren la hermosa aventura de la fe. “Que también ellos vivan unidos a nosotros, para que el mundo crea” (Jn 17, 21). ...

176. ... El nuevo mandamiento del amor es lo que une a los discípulos entre sí reconociéndose como hermanos y hermanas, obedientes al mismo Maestro, miembros unidos a la misma Cabeza y, por ello, llamados a cuidarse los unos a los otros (1 Cor 13; Col 3, 12- 14).

470. Desde la antropología cristiana, se resalta la igual dignidad entre varón y mujer, en razón de ser creados a imagen .y semejanza de Dios. El misterio de la Trinidad nos invita a vivir una comunidad de iguales en la diferencia. En una época de marcado machismo, la práctica de Jesús fue decisiva para significar la dignidad de la mujer y su valor indiscutible: habló con ellas (cf. Jn 4, 27), las curó (cf. Mc 5, 25-34) las reivindicó en su dignidad (cf. Jn 8, 1-11), las eligió como primeras testigos de su resurrección (cf. Mt 28, 9-10) e incorporó mujeres a su grupo (cf. Lc 8, 1-3). La figura de María, discípula por excelencia entre discípulos, es fundamental en la recuperación de la identidad de la mujer y de su valor en la Iglesia. El canto del “Magníficat” muestra a María como mujer capaz de comprometerse con su realidad y de tener una voz profética ante ella.

471. La relación entre la mujer y el varón es de reciprocidad y colaboración mutua. Se trata de armonizar, complementar y trabajar sumando esfuerzos. La mujer es corresponsable, junto con el hombre, ante el presente y el futuro de nuestra sociedad humana.
4.2. Hoy urge acoger la dignidad y participación de las mujeres

472. Lamentamos que innumerables mujeres de toda condición no son valoradas en su dignidad, quedan con frecuencia solas y abandonadas, no se les reconoce suficientemente su abnegado sacrificio e incluso heroica generosidad en el cuidado y educación de los hijos ni en la transmisión de la fe en la familia, no se valora ni promueve adecuadamente su indispensable y peculiar participación en la construcción de una vida social más humana y en la edificación de la Iglesia. A la vez, su urgente dignificación y participación pretende ser distorsionada por corrientes ideológicas, marcadas por la impronta cultural de las sociedades del consumo y el espectáculo, que es capaz de someter a las mujeres a. nuevas esclavitudes. Es necesario en América Latina superar una mentalidad machista que ignora la novedad del cristianismo, donde se reconoce y proclama la “igual dignidad y responsabilidad de la mujer respecto al hombre”.

473. En esta hora de América Latina urge escuchar el clamor muchas veces silenciado de las mujeres que son sometidas a muchas formas de exclusión y de violencia en todas sus formas y en todas las etapas de su vida. Entre ellas, las mujeres pobres, indígenas y afrodescendientes, han sufrido una doble marginación. Urge que todas las mujeres puedan participar plenamente en la vida eclesial, familiar, cultural, social y económica, creando espacios y estructuras que favorezcan una mayor inclusión.

474. Las mujeres constituyen, en general, la mayoría de nuestras comunidades, son las primeras transmisoras de la fe y colaboradoras de los pastores, quienes deben atenderlas, valorarlas y respetarlas.

475. Urge valorar la maternidad como misión excelente de las mujeres. Esto no se opone a su desarrollo profesional y al ejercicio de todas sus dimensiones, lo cual nos permite ser fieles al plan originario de Dios que da a la pareja humana de forma conjunta la misión de mejorar la tierra. La mujer es insustituible en el hogar, la educación de los hijos y la transmisión de la fe. Pero esto no excluye la necesidad de su participación activa en la construcción de la sociedad. Para ello se requiere propiciar una formación integral de manera que las mujeres puedan cumplir su misión en la familia y en la sociedad.

4.3. La dignidad y responsabilidad complementaria
del varón y padre de familia

480. Tradicionalmente, debemos reconocer que un porcentaje significativo de ellos en América latina y El Caribe, se ha mantenido más bien al margen de la Iglesia y del compromiso que en ella están llamados a realizar. De este modo, han venido alejándose de Jesucristo, la vida plena que tanto anhelan y buscan. Esta suerte de lejanía o indiferencia de parte de los varones, que cuestiona fuertemente el estilo de nuestra pastoral convencional, contribuye a que vaya creciendo la separación entre fe y cultura, a la gradual pérdida de lo que interiormente es esencial y dador de sentido, a la fragilidad para resolver adecuadamente conflictos y frustraciones, a la debilidad para resistir el embate y seducciones de una cultura consumista, frívola y competitiva, etc. Todo esto los hace vulnerables ante la propuesta de estilos de vida que, proponiéndose como atractivos, terminan siendo deshumanizadores. En un número cada vez más numeroso de ellos, se va abriendo paso la tentación de ceder a la violencia, infidelidad, abuso de poder, drogadicción, alcoholismo, machismo, corrupción y abandono de su papel de padres.

481. Por otra parte, un gran porcentaje de ellos se siente exigido familiar, laboral y socialmente. Faltos de mayor comprensión, acogida y afecto de parte de los suyos, valorizados de acuerdo a lo que aportan materialmente, y sin espacios vitales en donde compartir sus sentimientos mas profundos con toda libertad, se los expone a una situación de profunda insatisfacción que los deja a merced del poder desintegrador de la cultura actual. Ante esta situación, y en consideración a las consecuencias que lo anterior trae para la vida matrimonial y para los hijos, se hace necesario impulsar en todas nuestras Iglesias Particulares una pastoral para el padre de familia.


5. LA EVANGELICA OPCION POR LOS POBRES

5.1. “Implícita en la fe cristológica”

406. Nuestra fe proclama que “Jesucristo es el rostro humano de Dios y el rostro divino del hombre”. Por eso “la opción preferencial por los pobres está implícita en la fe cristológica en aquel Dios que se ha hecho pobre por nosotros, para enriquecemos con su pobreza”. Esta opción nace de nuestra fe en Jesucristo, el Dios hecho hombre, que se ha hecho nuestro hermano (cf. Hb 2, 11-12).

407. Si esta opción está implícita en la fe cristológica, los cristianos como discípulos y misioneros estamos llamados a contemplar en los rostros sufrientes de nuestros hermanos, el rostro de Cristo que nos llama a servirlo en ellos: “Los rostros sufrientes de los pobres son rostros sufrientes de Cristo”, Ellos interpelan el núcleo del obrar de la Iglesia, de la pastoral y de nuestras actitudes cristianas. Todo lo que tenga que ver con Cristo, tiene que ver con los pobres y todo lo relacionado con los pobres reclama a Jesucristo: “Cuanto hicieron con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron” (Mt. 25, 40).

5.2. Fuente de solidaridad y de compromiso con la justicia social

408. De nuestra fe en Cristo brota también la solidaridad, como actitud permanente de encuentro, hermandad y servicio, que ha de manifestarse en opciones y gestos visibles, principalmente en la defensa de la vida y de los derechos de los más vulnerables y excluidos, y en el permanente acompañamiento en sus esfuerzos por ser sujetos de cambio y transformación de su situación. ...

409. El Santo Padre nos ha recordado que la Iglesia está convocada a ser “abogada de la justicia y defensora de los pobres” ante “intolerables desigualdades sociales y económicas”, que “claman al cielo”. Tenemos mucho que ofrecer, ya que “no cabe duda de que la Doctrina Social de la Iglesia es capaz de suscitar esperanza en medio de las situaciones más difíciles, porque si no hay esperanza para los pobres, no lo habrá para nadie, ni siquiera para los llamados ricos.”

410. Nos comprometemos a trabajar para que nuestra Iglesia Latinoamericana y Caribeña siga siendo, con mayor ahínco, compañera de camino de nuestros hermanos más pobres, incluso hasta el martirio. Hoy queremos ratificar y potenciar la opción del amor preferencial por los pobres hecha en las Conferencias anteriores. Que sea preferencial implica que debe atravesar todas nuestras estructuras y prioridades pastorales. La Iglesia latinoamericana está llamada a ser sacramento de amor, solidaridad y justicia entre nuestros pueblos.

5.3. Cercanía y amistad

412. Sólo la cercanía que nos hace amigos nos permite apreciar profundamente los valores de los pobres de hoy, sus legítimos anhelos y su modo propio de vivir la fe. La opción por los pobres debe conducimos a la amistad con los pobres. Día a día los pobres se hacen sujetos de la evangelización y de la promoción humana integral: educan a sus hijos en la fe, viven una constante solidaridad entre parientes y vecinos, buscan constantemente a Dios y dan vida al peregrinar de la Iglesia. A la luz del Evangelio reconocemos su inmensa dignidad y su valor sagrado a los ojos de Cristo, pobre como ellos y excluido entre ellos. Desde esta experiencia creyente compartiremos con ellos la defensa de sus derechos.

5.4. Toda evangelización implica promoción humana y liberación de los pobres

4l3. Asumiendo con nueva fuerza esta opción por los pobres, ponemos de manifiesto que todo proceso evangelizador implica la promoción humana y la auténtica liberación “sin la cual no es posible un orden justo en la sociedad”. Entendemos además que la verdadera promoción humana no puede reducirse a aspectos particulares: “Debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre”, desde la vida nueva en Cristo que transforma a la persona de tal manera que “la hace sujeto de su propio desarrollo”. Para la Iglesia, el servicio de la caridad, igual que el anuncio de la Palabra y la celebración de los Sacramentos, “es expresión irrenunciable de la propia esencia”.

415. Las Conferencias episcopales y las Iglesias locales tienen la misión de promover renovados esfuerzos para fortalecer una Pastoral Social estructurada, orgánica e integral que con la asistencia, la promoción humana, se haga presente en las nuevas realidades de exclusión y marginación que viven los grupos más vulnerables, donde la vida está más amenazada. En el centro de esta acción está cada persona, que es acogida y servida con calidez cristiana. En esta actividad a favor de la vida de nuestros pueblos, la Iglesia católica apoya la colaboración mutua con otras comunidades cristianas.

5.5. La Iglesia debe formar la conciencia de los cristianos

420. La Iglesia en América Latina y en El Caribe siente que tiene una responsabilidad en formar a los cristianos y sensibilizarlos respecto a grandes cuestiones de la justicia internacional. Por ello, tanto los pastores como los constructores de la sociedad tienen que estar atentos a los debates y normas internacionales sobre la materia. Esto es especialmente importante para los laicos que asumen responsabilidades públicas, solidarios con al vida de los pueblos. ...

422. Formar en la ética cristiana que pone como desafío el logro del bien común, la creación de oportunidades para todos, la lucha contra la corrupción, la vigencia de los derechos laborales y sindicales; hay que colocar como prioridad la creación de oportunidades económicas para sectores de la población tradicionalmente marginados, como las mujeres y los jóvenes, desde el reconocimiento de su dignidad. Por ello hay que trabajar por una cultura de la responsabilidad a todo nivel, que involucre a personas, empresas, gobiernos y al mismo sistema internacional.

424. Examinar atentamente los tratados inter-gubernamentales y otras negociaciones respecto del libre comercio. La Iglesia del país latinoamericano implicado, a la luz de un balance de todos los factores que están en juego, tiene que encontrar los caminos más eficaces para alertar a los responsables políticos y a la opinión pública acerca de las eventuales consecuencias negativas que pueden afectar a los sectores más desprotegidos y vulnerables de la población.


6. ALGUNOS ROSTROS SUFRIENTES QUE NOS DUELEN

6.1. Personas que viven en la calle

426. En las grandes urbes es cada vez mayor el número de las personas en situación de calle, que requieren especial cuidado, atención y trabajo promocional por parte de la Iglesia, de modo tal que mientras se les proporciona ayuda en lo necesario para la vida se los incluya en proyectos de participación y promoción en los que ellos mismos sean sujetos de su reinserción social.

427. Queremos llamar la atención de los gobiernos locales y nacionales para que diseñen políticas que favorezcan la atención de estos seres humanos, al igual que atiendan las causas que producen este flagelo que afecta a millones de personas en toda nuestra América Latina y el Caribe.

6.2. Los enfermos

430. La Iglesia ha hecho una opción por la vida. Esta nos proyecta necesariamente hacia las periferias más hondas de la existencia: el nacer y el morir, el niño y el anciano, el sano y el enfermo. San Ireneo nos dice que “la gloria de Dios es el hombre viviente”, aun el débil, el recién concebido, el gastado por los años y el enfermo. Cristo envió a sus apóstoles a predicar el Reino de Dios y a curar a los enfermos, verdaderas catedrales del encuentro con el Señor Jesús.

433. En las visitas a los enfermos en los centros de salud, en la compañía silenciosa al enfermo, en el cariñoso trato, en la delicada atención a los requerimientos de la enfermedad, se manifiesta, a través de los profesionales y voluntarios discípulos del Señor, la maternidad de la Iglesia, que arropa con su ternura, fortalece el corazón y, en el caso del moribundo, lo acompaña en el tránsito definitivo.

6.3. Los adictos dependientes

437. Denunciamos que la comercialización de la droga se ha hecho algo cotidiano en algunos de nuestros países, debido a los enormes intereses económicos en torno a ella. Consecuencia de ello es el gran número de personas, en su mayoría niños y jóvenes, que ahora se encuentran esclavizados y viviendo en situaciones muy precarias, teniendo que drogarse para calmar su hambre o para escapar de la cruel y desesperanzadora realidad que viven.

6.4. Los migrantes

440. Es expresión de caridad, también eclesial, el acompañamiento pastoral de los migrantes. Hay millones de personas concretas que por distintos motivos están en constante movilidad. En América Latina y El Caribe constituyen un hecho nuevo y dramático los emigrantes, desplazados y refugiados sobre todo por causas económicas, políticas y de violencia.

443. Entre las tareas de la Iglesia a favor de los migrantes está indudablemente la denuncia profética de los atropellos que sufren frecuentemente, como también el esfuerzo por incidir, junto a los organismos de la sociedad civil, en los gobiernos de los países, para lograr una política migratoria que tenga en cuenta los derechos de las personas en movilidad.

6.5. Los presos

446. Una realidad que golpea a todos los sectores de la población, pero principalmente al más pobre, es la violencia producto de las injusticias y otros males que durante largos años se ha sembrado en las comunidades. Esto induce a una mayor criminalidad y, por ende, a que sean muchas las personas que tienen que cumplir penas en recintos penitenciarios inhumanos, caracterizados por el comercio de armas, drogas, hacinamiento, torturas, ausencia de programas de rehabilitación, crimen organizado que impide un proceso de reeducación y de inserción en la vida productiva de la sociedad. Hoy por hoy, las cárceles son con frecuencia, lamentablemente, escuelas para aprender a delinquir.

447. Es necesario que los Estados se planteen con seriedad y verdad la situación del sistema de justicia y la realidad carcelaria. Se necesita una mayor agilidad en los procedimientos judiciales, así como el reforzamiento de la ética y valores en el personal civil y militar que laboran en los recintos penitenciarios.

7. JOVENES

7.1. Hijos y actores de la nueva cultura

50. La avidez del mercado descontrola el deseo de niños, jóvenes y adultos. La publicidad conduce ilusoriamente a mundos lejanos y maravillosos, donde todo deseo puede ser satisfecho por los productos que tienen un carácter eficaz, efímero y hasta mesiánico. Se legitima que los deseos se vuelvan felicidad. Como sólo se necesita lo inmediato, la felicidad se pretende alcanzar con bienestar económico y satisfacción hedonista.

51. Las nuevas generaciones son las más afectadas por esta cultura del consumo en sus aspiraciones personales profundas. Crecen en la lógica del individualismo pragmático y narcisista, que suscita en ellos imaginarios .especiales de libertad e igualdad. Afirman el presente porque el pasado perdió relevancia ante tantas exclusiones sociales, políticas y económicas. Para ellos el futuro es incierto. Asimismo participan de la lógica de la vida como espectáculo, considerando el cuerpo como punto de referencia de su realidad presente. Tienen una nueva adicción por las sensaciones y crecen en una gran mayoría sin referencia a los valores e instancias religiosas.

7.2. La actual emergencia educativa: educación integral
y de calidad para todos

342 América Latina y El Caribe viven una particular y delicada emergencia educativa. En efecto, las nuevas reformas educacionales de nuestro continente, impulsadas justamente para adaptarse a las nuevas exigencias que se van creando con el cambio global, aparecen centradas prevalentemente en la adquisición de conocimientos y habilidades, denotan un claro reduccionismo antropológico, ya que conciben la educación en función de la producción, la competitividad y el mercado. Por otra parte, con frecuencia propician la inclusión de factores contrarios a la vida, la familia y una sana sexualidad. De esta forma no despliegan los mejores valores de los jóvenes ni su espíritu religioso; tampoco les enseñan los caminos para superar la violencia y acercarse a la felicidad, ni les ayudan a llevar una vida sobria y adquirir aquellas actitudes, virtudes y costumbres que harán estable el hogar que funden, y que les convertirán en constructores solidarios de la paz y del futuro de la sociedad.

343. Ante esta situación, y pensando en una educación de calidad a la que tienen derecho todos los alumnos y alumnas de nuestros pueblos, sin distinción, recordamos el auténtico fin de la educación. La educación en general, la queremos concebir fundamentalmente como un proceso de formación integral, mediante la asimilación sistemática y crítica de la cultura. Y ésta, entendida como rico patrimonio a asimilar, pero también como un elemento vital y dinámico del cual (el joven) forma parte. Ello exige confrontar e insertar valores perennes en el contexto actual. De este modo, la cultura se hace educativa.

344. Esto implica poner de relieve la dimensión ética y religiosa de la cultura, precisamente con el fin de activar el dinamismo espiritual del sujeto y ayudarle a alcanzar la libertan ética que presupone y perfecciona a la psicológica. Pero no se da libertad ética sino en la confrontación con los valores absolutos de los cuales depende el sentido y el valor de la vida del ser humano. La educación en definitiva, humaniza y personaliza al ser humano cuando logra que éste desarrolle plenamente su pensamiento y su libertad, haciéndolo fructificar en hábitos de comprensión y de comunión con la totalidad del orden real, por los cuales el mismo ser humano humaniza su mundo, produce cultura, transforma la sociedad y construye la historia.

348. En sus escuelas la Iglesia está llamada a promover una educación centrada en la persona humana que es capaz de vivir en la comunidad, aportando lo suyo para su bien. Ante el hecho de que muchos se encuentran excluidos, la Iglesia deberá impulsar una educación de calidad para todos, formal y no-formal, especialmente para los más pobres. Educación que ofrezca a los niños, a los jóvenes y a los adultos el encuentro con los valores culturales del propio país, descubriendo o integrando en ellos la dimensión religiosa y trascendente. Para ello necesitamos una pastoral de la educación dinámica y que acompañe los procesos educativos, que sea voz que legitime y salvaguarde la libertad de educación ante el Estado y el derecho a una educación de calidad de los más desposeídos.

7.3. Valores y actuales desafíos de los adolescentes y los jóvenes

462. Los jóvenes y adolescentes constituyen la gran mayoría de la población de América Latina y de El Caribe, por ello representan un enorme potencial para el presente y futuro de la Iglesia y de nuestros pueblos como discípulos y misioneros del Señor Jesús. Los jóvenes son sensibles a descubrir su vocación a ser amigos y discípulos de Cristo. Están llamados a ser “centinelas del mañana”, comprometiéndose en la renovación del mundo a la luz del Plan de Dios. No temen al sacrificio ni a la entrega de la propia vida, pero sí a una vida sin sentido. Por su generosidad están llamados a servir a sus hermanos, especialmente a los más necesitados, con todo su tiempo y vida. Tienen capacidad para oponerse a las falsas ilusiones de felicidad y a los paraísos engañosos de la droga, el placer, el alcohol y todas las formas de violencia. En su búsqueda del sentido de la vida, son capaces y sensibles para procurar descubrir el llamado particular que el Señor Jesús les hace. Como discípulos misioneros, las nuevas generaciones están llamadas a transmitir a sus hermanos jóvenes sin distinción alguna, la corriente de vida que viene de Cristo y a compartirla en comunidad construyendo Iglesia y sociedad.

463. Por otro lado constatamos con preocupación que la juventud de nuestro Continente atraviesa por situaciones que la afectan significativamente: los efectos de la pobreza, que limitan el crecimiento armónico de sus vidas y genera exclusión; la socialización que con su transmisión de valores ya no se da prioritariamente en las instituciones tradicionales sino en nuevos ambientes no exentos de una fuerte carga de alienación; su permeabilidad a las formas nuevas de expresiones culturales, producto de la globalización, lo cual afecta su propia identidad personal y social. Son presa fácil de las nuevas propuestas religiosas y pseudo-religiosas. Las crisis por las que atraviesa la familia hoy en día, les produce profundas carencias afectivas y conflictos emocionales.

464. Están muy afectados por una educación de baja calidad, que los deja por debajo de los niveles necesarios de competitividad sumada a los enfoques antropológicos reduccionistas, que limitan sus horizontes de vida y dificultan la toma de decisiones duraderas. Se ve una ausencia de los jóvenes en lo político debido a la desconfianza que generan las situaciones de corrupción, el desprestigio de los políticos y la búsqueda de intereses personales frente al bien común. Se constata con preocupación suicidios de jóvenes. Otros no tienen posibilidades de estudiar o trabajar y muchos dejan sus países por no encontrar en ellos un futuro, dando a los fenómenos de la movilidad humana y la migración un rostro juvenil. Preocupa también el uso indiscriminado y abusivo que muchos jóvenes pueden hacer del mundo de la comunicación virtual.

8. LA FAMILIA

8.1. Bajo el impacto de la cultura mediática

39 … Nuestras tradiciones culturales ya no se transmiten de una generación a otra con la misma fluidez que en el pasado. Ello afecta, incluso, a ese núcleo más profundo de cada cultura, constituido por la experiencia religiosa, que resulta ahora igualmente difícil de transmitir a través de la educación y de la belleza de las expresiones culturales, alcanzando aún hasta la misma familia que, como lugar del diálogo y de la solidaridad intergeneracional, había sido uno de los vehículos más importantes de la transmisión de la fe. Los medios de comunicación han invadido todos los espacios y todas las conversaciones, introduciéndose también en la intimidad del hogar. Al lado de la sabiduría de las tradiciones se ubica ahora, en competencia, la información de último minuto, la distracción, el entretenimiento, las imágenes de los exitosos que han sabido aprovechar en su favor las herramientas tecnológicas y las expectativas de prestigio y estima social.

8.2. Primera escuela del amor y de la fe

317. La familia, “patrimonio de la humanidad”, constituye uno de los tesoros más valiosos de los pueblos latinoamericanos. Ella ha sido y es espacio y escuela de comunión, fuente de valores humanos y cívicos, hogar en el que la vida humana nace y se acoge generosa y responsablemente. La familia, pequeña iglesia, debe ser junto con la parroquia, el primer lugar para la iniciación cristiana de los niños. Ella ofrece a los hijos un sentido cristiano de la existencia y los acompaña en la elaboración de su proyecto de vida, como discípulos misioneros.

318. Es, además; un deber de los padres, especialmente a través de su ejemplo de vida, la educación de los hijos para el amor como don de sí mismos y la ayuda que ellos le presten para descubrir su vocación de servicio. ... De este modo, la formación de los hijos como discípulos de Jesucristo, se opera en las experiencias de la vida diaria en la familia misma. Los hijos tienen el derecho de poder contar con el padre y la madre para que cuiden de ellos y los acompañen hacia la plenitud de vida. La “catequesis familiar”, implementada de diversas maneras, se ha revelado como una ayuda exitosa a la unidad de las familias, ofreciendo además, una posibilidad eficiente de formar a los padres de familia, los jóvenes y los niños, para que sean testigos firmes de la fe en sus respectivas comunidades.


9. INDÍGENAS Y AFROAMERICANOS

9.1. “Otros” que exigen reconocimiento

88, Los indígenas constituyen la población más antigua del continente. Están en la raíz primera de la identidad latinoamericana y caribeña. Los afroamericanos constituyen otra raíz que fue arrancada de África y traída aquí como gente esclavizada. La tercera raíz es la población pobre que migró de Europa desde el siglo XVI, en búsqueda de mejores condiciones de vida, y el gran flujo de inmigrantes de todo el mundo desde mediados del siglo XIX.

89. Los indígenas y los afroamericanos son, sobre todo, “otros” diferentes que exigen respeto y reconocimiento. La sociedad tiende a menospreciarlos, desconociendo su diferencia. Su situación social está marcada por la exclusión y la pobreza. La Iglesia acompaña a los indígenas y afroamericanos en las luchas por sus derechos. ...

90. Hoy, los pueblos indígenas y afros están amenazados en su existencia física, cultural y espiritual; en sus modos de vida; en sus identidades; en su diversidad; en sus territorios y proyectos. Algunas comunidades indígenas se encuentran fuera de sus tierras porque éstas han sido invadidas y degradadas, o no tienen tierras suficientes para desarrollar sus culturas. Sufren graves ataques a su identidad y supervivencia, pues la globalización económica y cultural pone en peligro su propia existencia como pueblos diferentes. ... La migración, forzada por la pobreza, está influyendo profundamente en el cambio de costumbres, de relaciones e incluso de religión.

92. Ya en Santo Domingo los pastores reconocíamos que “los pueblos indígenas cultivan valores humanos de gran significación”; valores que “la Iglesia defiende ... ante la fuerza arrolladora de las estructuras de pecado manifiestas en la sociedad moderna”. Ellos “son poseedores de innumerables riquezas culturales, que están en la base de nuestra identidad actual”.

9.2. Frente a ellos persiste una actitud colonial

96. La historia de los afroamericanos ha sido atravesada por una exclusión social, económica, política y, sobre todo, racial, donde la identidad étnica es factor de subordinación social. Actualmente, son discriminados en la inserción laboral, en la calidad y contenido de la formación escolar, en las relaciones cotidianas y, además, existe un proceso de ocultamiento sistemático de sus valores, historia, cultura y expresiones religiosas. Permanece aún en los imaginarios colectivos una mentalidad y mirada colonial con respecto a los pueblos originarios y afroamericanos. De modo que, descolonizar las mentes, el conocimiento, recuperar la memoria histórica, fortalecer espacios y relaciones interculturales, son condiciones para la afirmación de la plena ciudadanía de estos pueblos.

9.3. Reconocer sus valores y solidarizar con su causa

548. Como discípulos de Jesucristo, encarnado en la vida de todos los pueblos, descubrimos y reconocemos desde la fe las “semillas del Verbo”, presentes en las tradiciones y culturas de los pueblos indígenas de América Latina. De ellos valoramos su profundo aprecio comunitario por la vida, presente en toda la creación, en la existencia cotidiana y en la milenaria experiencia religiosa, que dinamiza sus culturas.

549. Como discípulos y misioneros al servicio de la vida, acompañamos a los pueblos indígenas y originarios en el fortalecimiento de sus identidades y organizaciones propias, la defensa del territorio, una educación intercultural bilingüe y la defensa de sus derechos. Nos comprometemos también a crear conciencia en la sociedad acerca de la realidad indígena y sus valores, a través de los medios de comunicación social y otros espacios de opinión.

551. El seguimiento de Jesús en el Continente pasa también por el reconocimiento de los afrodescendientes, como un reto que nos interpela para vivir el verdadero amor a Dios y al prójimo. Ser discípulos y misioneros significa asumir la actitud de compasión y cuidado del Padre, que se manifiestan en la acción liberadora de Jesús. “La Iglesia defiende los auténticos valores culturales de todos los pueblos, especialmente de los oprimidos, indefensos y marginados, ante la fuerza arrolladora de las estructuras de pecado manifiestas en la sociedad moderna”. ....

552. Por esto, la Iglesia denuncia la práctica de la discriminación y del racismo en sus diferentes expresiones, pues ofende en lo más profundo la dignidad humana creada a “imagen y semejanza de Dios”.

10. EL DIALOGO INTERRELIGIOSO

253…. La presencia de la Iglesia entre las religiones no cristianas está hecha de empeño, discernimiento y testimonio, apoyados en la fe, esperanza y caridad teologales.

254. Aún cuando el subjetivismo y la identidad poco definida de ciertas propuestas dificulten los contactos, eso no nos permite abandonar el compromiso y la gracia del diálogo. En lugar de desistir, hay que invertir en el conocimiento de las religiones, en el discernimiento teológico-pastoral y en la formación de agentes competentes para el diálogo interreligioso, atendiendo a las diferentes visiones religiosas presentes en las culturas de nuestro continente. El diálogo interreligioso no significa que se deje de anunciar la Buena Nueva de Jesucristo a los pueblos no cristianos, con mansedumbre y respeto por sus convicciones religiosas.

255. El diálogo interreligioso, además de su carácter teológico, tiene un especial significado en la construcción de la nueva humanidad: abre caminos inéditos de testimonio cristiano, promueve la libertad y dignidad de los pueblos, estimula la colaboración por el bien común, supera la violencia motivada por actitudes religiosas fundamentalistas, educa a la paz y a la convivencia ciudadana: es un campo de bienaventuranzas en la huella de la Doctrina Social de la Iglesia.

11. POR LA JUSTICIA Y LA PAZ

11.1. En el proyecto del Reino de Dios

539. En la nueva situación cultural afirmamos que el proyecto del Reino está presente y es posible, y por ello aspiramos a una América Latina y Caribeña unida, reconciliada e integrada. Esta casa común está habitada por un complejo mestizaje y una pluralidad étnica y cultural, “en el que el Evangelio se ha transformado (...) en el elemento clave de una síntesis dinámica que, con matices diversos según las naciones, :expresa de todas formas la identidad de los pueblos latinoamericanos”.

542. Reconocemos una profunda vocación a la unidad en el “corazón” de cada hombre, por tener todos el mismo origen y Padre, y por llevar en sí la imagen y semejanza del mismo Dios en su comunión trinitaria (cf. Gen 1, 26). La Iglesia se reconoce en las enseñanzas del Concilio Vaticano II como “sacramento de unidad del género humano”, consciente de la victoria pascual de Cristo pero viviendo en el mundo que está aún bajo el poder del pecado, con su secuela de contradicciones, dominaciones y muerte. Desde esta lectura creyente de la historia se percibe la ambigüedad del actual proceso de globalización.

11.2. Sumar fuerzas, sanar heridas

553. La Iglesia tiene que animar a cada pueblo para construir en su patria una casa de hermanos, donde todos tengan una morada para vivir y convivir con dignidad. Esa vocación requiere la alegría de querer ser y hacer una nación, un proyecto histórico sugerente de vida en común. La Iglesia ha de educar y conducir cada vez más a la reconciliación con Dios y los hermanos. Hay que sumar y no dividir. Importa cicatrizar heridas, evitar maniqueísmos, peligrosas exasperaciones y polarizaciones. Los dinamismos de integración digna, justa y equitativa en el seno de cada uno de los países favorece la integración regional y, a la vez, es incentivada por ella.

11.3. Consenso moral y cambio de estructuras,
para reducir las hirientes desigualdades

556. América Latina y El Caribe deben ser no sólo el continente de la esperanza, sino que además deben abrir caminos hacia la civilización del amor. Así se expresó el Papa Benedicto XVI en el santuario mariano de Aparecida: para que nuestra casa común sea un Continente de la esperanza y del amor hay que ir, como buenos samaritanos al encuentro de las necesidades de los pobres y los que sufren y crear “las estructuras justas que son una condición sin la cual no es posible un orden justo en la sociedad...”. Estas estructuras, sigue el Papa, “no nacen ni funcionan sin un consenso moral de la sociedad sobre los valores fundamentales y sobre la necesidad de vivir estos valores con las necesarias renuncias, incluso contra el interés personal”, y “donde Dios está ausente (...) estos valores no se muestran con toda su fuerza ni se produce un consenso sobre ellos”. Importan este consenso moral y cambio de estructuras para disminuir la hiriente inequidad que hoy existe en nuestro continente, entre otras cosas a través de políticas públicas y gastos sociales bien orientados así como del control de lucros desproporcionados de grandes empresas. La Iglesia alienta y propicia el ejercicio de una “imaginación de la caridad” que permita soluciones eficaces.

11.4. Contribuir a rehacer el tejido social, alentar el voluntariado

558. La Iglesia alienta y favorece la reconstrucción de la persona y de sus vínculos de pertenencia y convivencia, desde un dinamismo de amistad, gratuidad y comunión. De este modo se contrarrestan los procesos de desintegración y atomización sociales. Para ello hay que aplicar el principio de subsidiariedad en todos los niveles y estructuras de la organización social. En efecto, el Estado y el mercado no satisfacen ni pueden satisfacer todas las necesidades humanas. Cabe, pues, apreciar y alentar los voluntariados sociales, las diversas formas de libre auto-organización y participación populares, y las obras caritativas, educativas, hospitalarias, de cooperación en el trabajo y otras promovidas por la Iglesia, que responden adecuadamente a estas necesidades.

11.5. Paz y justicia

565. Al enfrentar tan graves desafíos nos alientan las palabras del Santo Padre: “No hay duda de que las condiciones para establecer una paz verdadera son la restauración de la justicia, la reconciliación y el perdón. De esta toma de conciencia, nace la voluntad de transformar también las estructuras injustas para establecer respeto de la dignidad del hombre creado a imagen y semejanza de Dios... Como he tenido ocasión de afirmar, la Iglesia no tiene como tarea propia emprender una batalla política, sin embargo, tampoco puede ni debe quedarse al margen de la lucha por la justicia”.

12. CUIDAR LA CREACION

12.1. Nueva conciencia ecológica

490. América Latina está tomando conciencia de la naturaleza como una herencia gratuita que recibimos para proteger, como espacio precioso de la convivencia humana y como responsabilidad cuidadosa del señorío del hombre para bien de todos. Esta herencia muchas veces se manifiesta frágil e indefensa ante los poderes económicos y tecnológicos. Por eso, como profetas de vida, queremos insistir que en las intervenciones humanas en los recursos naturales no predominen los intereses de grupos económicos que arrasan irracionalmente las fuentes de vida, en perjuicio de naciones enteras y de la misma humanidad. Las generaciones que nos sucedan tienen derecho a recibir un mundo habitable, y no un planeta con aire contaminado, con aguas envenenadas y con recursos naturales agotados.

12.2. Empresas agroindustriales y mineras, que devastan
los bosques, contaminan las aguas y desertifican la tierra

492. La riqueza natural de América Latina experimenta hoy una explotación irracional que va dejando una estela de dilapidación, e incluso de muerte, por toda nuestra región. En todo ese proceso tiene una enorme responsabilidad el actual modelo económico que privilegia el desmedido afán por la riqueza, por encima de la vida de las personas y los pueblos y del respeto racional de la naturaleza. La devastación de nuestros bosques y de la biodiversidad mediante una actitud depredatoria y egoísta, involucra la responsabilidad moral de quienes la promueven porque pone en peligro la vida de millones de personas y en especial el hábitat de los campesinos e indígenas, quienes son expulsados hacia las tierras de ladera y a las grandes ciudades para vivir hacinados en los cinturones de miseria. América Latina tiene necesidad de progresar en su desarrollo agro-industrial para valorizar las riquezas de sus tierras y sus capacidades humanas al servicio del bien común, pero no podemos dejar de mencionar los problemas que causa una industrialización salvaje y descontrolada de nuestras ciudades y del campo que va contaminando el ambiente con toda clase de desechos orgánicos y químicos. Lo mismo hay que alertar respecto a las industrias extractivas de recursos que, cuando no proceden a controlar y contrarrestar sus efectos dañinos sobre el ambiente circundante, producen la eliminación de los bosques, la contaminación del agua y convierten las zonas explotadas en inmensos desiertos.

12.3. Solidaridad con los ecologistas, con los campesinos
y los indígenas

491. La Iglesia agradece a todos los que se ocupan de la defensa de la vida y del ambiente. Está cercana a los campesinos que con amor generoso trabajan duramente la tierra para sacar, en condiciones sumamente difíciles, el sustento para sus familias y aportar a todos los frutos de la tierra. Valora especialmente a los indígenas por su respeto a la naturaleza y el amor a la madre tierra, como fuente de alimento, casa común y altar del compartir humano.


13. LA INTEGRACIÓN DE LOS PUEBLOS
DE LATINOAMÉRICA Y EL CARIBE

13.1. Otra globalización, diferente

64. ... Frente a esta formas de globalización, sentimos un fuerte llamado para promover una globalización diferente, que esté marcada por la solidaridad, por la justicia y por el respeto a los derechos humanos,

67. La globalización ha vuelto frecuente la celebración de Tratados de Libre Comercio entre países con economías asimétricas, que no siempre benefician a los países más pobres, al mismo tiempo se presiona a los países de la región con exigencias desmedidas en materia de propiedad intelectual, a tal punto que se permite derechos de patente sobre la vida en todas sus formas. Además, la utilización de organismos genéticamente manipulados muestra que no siempre contribuye ni al combate contra el hambre ni al desarrollo rural sostenible.

13.2. Urgente integración, no sólo de mercados,
sino de instituciones civiles y de pueblos,
para superar el empobrecimiento y la exclusión

82. En América Latina y El Caribe se aprecia una creciente voluntad de integración regional con acuerdos multilaterales involucrando un número creciente de países que generan sus propias reglas en el campo del comercio, los servicios y las patentes. Al origen común se unen la cultura, la lengua y la religión, que pueden contribuir a que la integración no sea sólo de mercados, sino de instituciones civiles y sobre todo de personas. También es positiva la globalización de la justicia, en el campo de los derechos humanos y de los crímenes contra la humanidad, que permitirá progresivamente que los seres humanos vivan bajo iguales normas llamadas a proteger su dignidad, su integridad, y su vida.

540. Los desafíos que enfrentamos hoy en América Latina y el mundo tienen una característica peculiar. Ellos no sólo afectan a todos nuestros pueblos de manera similar sino que, para ser enfrentados, requieren una comprensión global y una acción conjunta. Creemos que “un factor que puede contribuir notablemente a superar los apremiantes problemas que hoy afectan a este continente, es la integración latinoamericana”.

541. De una parte, se va configurando una realidad global que hace posible nuevos modos de conocer, aprender y comunicarse, que nos coloca en contacto diario con la diversidad de nuestro mundo y crea posibilidades para una unión y solidaridad más estrechas a niveles regionales y a nivel mundial. De otra parte, se generan nuevas formas de empobrecimiento, exclusión e injusticia. El continente de la esperanza debe lograr su integración sobre los cimientos de la vida, el amor y la paz.

13.3. América Latina como casa común

544. La dignidad de reconocernos como una familia de latinoamericanos y caribeños implica una experiencia singular de proximidad, fraternidad y solidaridad. No somos un mero continente, apenas un hecho geográfico con un mosaico incomponible de contenidos. Tampoco somos una suma de pueblos y de etnias que se yuxtaponen. Una y plural, América Latina es la casa común, la gran patria de hermanos “de unos pueblos — como afirmó Juan Pablo II en Santo Domingo — a quienes la misma geografía, la fe cristiana, la lengua y la cultura, han unido definitivamente en el camino de la historia”. Es, pues, una unidad que está muy lejos de reducirse a uniformidad, sino que se enriquece con muchas diversidades locales, nacionales y culturales.

545. Ya la III Conferencia en Puebla se proponía “reanudar con renovado vigor la evangelización de la cultura de nuestros pueblos y de los diversos grupos étnicos” para que “la fe evangélica, como base de comunión, se proyecte en formas de integración justa en los cuadros respectivos de una nacionalidad, de una gran patria latinoamericana (...)”. La IV Conferencia en Santo Domingo volvía a proponer “el permanente rejuvenecimiento del ideal de nuestros próceres sobre la Patria Grande”. La V Conferencia en Aparecida expresa su firme voluntad de proseguir ese compromiso.

13.4. Pero, unidad desgarrada
por estridentes desigualdades y marginaciones

546. No hay por cierto otra región que cuente con tantos factores de unidad como América Latina, ... pero se trata de una unidad desgarrada porque atravesada por profundas dominaciones y contradicciones, todavía incapaz de incorporar a sí “todas las sangres” y de superar la brecha de estridentes desigualdades y marginaciones. Es nuestra patria grande pero será realmente “grande” cuando lo sea para todos, con mayor justicia. En efecto, es una contradicción dolorosa que el continente del mayor número de católicos sea también el de mayor inequidad social.

13.5. Avances en integración,
pero bloqueados por la lógica de la contraposición

547. Apreciamos en los últimos 20 años avances significativos y promisorios en los procesos y sistemas de integración de nuestros países. Se han intensificado las relaciones comerciales y las políticas. Es nueva la más estrecha comunicación y solidaridad entre el Brasil y los países hispanoamericanos y los caribeños. (Pero)hay muy graves bloqueos que empantanan esos procesos. Es frágil y ambigua una mera integración comercial. Lo es también cuando se reduce a cuestión de cúpulas políticas y económicas y no arraiga en la vida y participación de los pueblos. Los retrasos en la integración tienden a profundizar la pobreza y las desigualdades, mientras las redes del narcotráfico se integran más allá de toda frontera. No obstante que el lenguaje político abunde sobre la integración, la dialéctica de la contraposición parece prevalecer sobre el dinamismo de la solidaridad y amistad. La unidad no se construye por contraposición a enemigos comunes sino por realización de una identidad común.
553. La Iglesia tiene que animar a cada pueblo para construir en su patria una casa de hermanos donde todos tengan una morada para vivir y convivir con dignidad. ... Los dinamismos de integración digna, justa y equitativa en el seno de cada uno de los países, favorecen la integración regional y, a la vez, son incentivados por ella.



I N D I C E

INTRODUCCION
1. LA VIDA DE NUESTROS PUEBLOS HOY
1.1. Situación socio-cultural
1.2. Situación económica
a) la globalización
b) los rostros sufrientes
c) las empresas transnacionales
d) explotación laboral y exclusión
1.3. Dimensión socio-política
1.4. Contribución de la Iglesia católica
2. DISCÍPULOS MISIONEROS
2.1. Una Iglesia más fiel
a Jesucristo solidario con los pobres
2.2. Fieles al mensaje de Jesús para la dignidad humana
2.3. La Buena Nueva del trabajo
2.4. El mensaje del destino universal de los bienes
2.5. La Misión, al servicio de la vida plena para todos
2.6. Desde las Comunidades de Base entre los mismos pobres
3. LA MISIÓN ESPECIAL
DE LOS CRISTIANOS LAICOS Y LAICAS
3.1. Transformar la sociedad desde dentro
3.2. La misericordia y la justicia
3.3. Hacer frente al materialismo y el egoísmo dominantes
4. LA PARTICIPACIÓN DE LA MUJER
4.1. Para Jesús, la igual dignidad y la reciprocidad
entre varón y mujer
4.2. Hoy urge acoger la dignidad y participación
de las mujeres
4.3. La dignidad y responsabilidad complementaria
del varón y padre de familia
5. LA EVANGELICA OPCION POR LOS POBRES
5.1. “Implícita en la fe cristológica”
5.2. Fuente de solidaridad y de compromiso por la justicia
5.3. Cercanía y amistad
5.4. Toda evangelización
implica promoción humana y liberación de los pobres
5.5. la Iglesia debe formar la conciencia de los cristianos
6. ALGUNOS ROSTROS SUFRIENTES QUE NOS DUELEN
6.1. Personas que viven en la calle
6.2. Los enfermos
6.3. Los adictos dependientes
6.4. Los migrantes
6.5. Los presos
7. JOVENES
7.1. Hijos y actores dela nueva cultura
7.2. La actual emergencia educativa:
educación integral y de calidad para todos
7.3. Valores y actuales desafíos de los adolescentes y los jóvenes
8. LA FAMILIA
8.1. Bajo el impacto de la cultura mediática
8.2. Primera escuela del amor y de la fe
9. INDÍGENAS Y AFROAMERICANOS
9.1. “Otros” que exigen reconocimiento
9.2. Frente a ellos persiste una actitud colonial
9.3. Reconocer sus valores y solidarizar con su causa
10. EL DIALOGO INTERRELIGIOSO
11. POR LA JUSTICIA Y LA PAZ
11.1. En el proyecto del Reino de Dios
11.2. Sumar fuerzas, sanar heridas
11.3. Consenso moral y cambio de estructuras,
para reducir las hirientes desigualdades
11.4. Contribuir a rehacer el tejido social, alentar el voluntariado
11.5. Paz y justicia
12. CUIDAR LA CREACION
12.1. Nueva conciencia ecológica
12.2. Empresas agroindustriales y mineras, que devastan
los bosques, contaminan las aguas y desertifican la tierra
12.3. Solidaridad con los ecologistas,
con los campesinos y los indígenas
13. LA INTEGRACIÓN DE LOS PUEBLOS
DE LATINOAMÉRICA Y EL CARIBE
13.1. Otra globalización, diferente
13.2. Urgente integración, no sólo de mercados,
sino de instituciones civiles y de pueblos,
para superar el empobrecimiento y la exclusión
13.3. América Latina como casa común...
13.4. ... pero desgarrada por estridentes desigualdades
y marginaciones
13.5. Avances en integración,
pero bloqueados por la lógica de la contraposición.