Los afanes de poder de Piñera se desbordaron. El drama
consiste en la desnudez en que queda. Cuestionar o pretender cuestionar el
proceso electoral con acusaciones de fraude solo lo descubren en sus métodos.
Falsear encuestas comprándolas e inutilizándolas como
mecanismo de información ante decisiones
cívicas es un delito contra la democracia solo comparable con el descrédito de
las estadísticas oficiales logrado con el fiasco del “mejor Censo de la
historia”.
Piñera destruye la confianza pública por acción deliberada y
también por torpeza e ineficiencia.
Su conducta especulativa tantas veces sancionada por dañar
los mercados y la tan preciada competitividad, para las derechas. El uso de
información privilegiada y el abuso de
poder para hacerlo, lo describen como carente de escrúpulos en los negocios y
mentiroso a la hora de defender los principios de mercado tan caros para la
derecha.
Que paradoja que el sea su
candidato, constituyendo un suicidio ideológico y político que tendrá
consecuencias de largo plazo para ese sector político, especialmente para los
demócratas que creen identificarse con las propuestas de la derecha.
Sus tropelías a la hora de la financiación de la política, y
de sus colaboradores más directos contrastan con la supuesta preocupación por
la corrupción. Su campaña contra la delincuencia promoviendo el miedo, acusando
a sus oponentes de ser cómplices, etc. Para ser descubierto como un usuario
activo de los paraísos fiscales para evitar los impuestos. Las contradicciones
o falsedades de Piñera son prácticamente interminables.
A pesar de que en la ciudadanía que vota derecha de manera sistemática
desde el Plebiscito del NO en adelante, existe una visión más contemplativa
respecto del maquiavelismo político, o más laxa de lo que se considera
corrupción, lo de Piñera excede con creces lo aceptable desde el punto de vista
moral de los derechistas.
¿Por qué votan todavía por el, entonces?
Esta claro que el 36% excede al 1% mas rico que se
beneficiaría de desmontar la reforma tributaria, es mas podría perder la
gratuidad para los estudiantes que hoy acceden a ella. Esta claro que el modelo
de salud privada solo beneficia a un 20% y que tiene importantes grados de
insatisfacción entre sus usuarios e incluso una importante voluntad de reforma
en la propia derecha, que reprueba los cobros excesivos, la integración
vertical, las exclusiones por la vía de castigos, etc. Y que por lo tanto
tampoco se explica el apoyo a Piñera por promover el status quo en la materia,
y así en cada una de las políticas públicas que este ha planteado, tanto las en
que lo ha hecho de manera clara, como en aquellas que están plagadas de
inconsistencias.
Lo que ha logrado en relativos términos comunicacionales es
nuclear a su sector en torno a un diagnostico de crisis catastrófica de la
sociedad chilena, producto del actual gobierno, como de las reformas que ha
impulsado. Es decir el miedo a la centroizquierda, o a los cambios que se
propugnan. Bachelet, Guillier, Goic, Sánchez, etc., representan fuerzas
comprometidas con el caos económico, cómplices de la delincuencia y una
imaginaria puerta giratoria, nos traerán el comunismo, etc. Es decir la
descomposición de la sociedad. Incluso logró hacer sentir a sus electores un
cierto sentido de urgencia hacia la acción para detener esta “retroexcavadora”
destructiva.
Finalmente, la síntesis es simple, el gran motor de Piñera
es meter miedo. Manipular la decisión cívica presidencial promoviendo el miedo
y presentarse a si mismo como el salvador.
La foto de este fantoche construido, y que la ciudadanía
demostró como increíble, fue la campaña de que Chile se convertiría en
Venezuela y Guillier era como Maduro.
Digno de Piñera, una caricatura.
El drama y fracaso de esta estrategia es que esperaba
terminar esta batalla en primera vuelta. La ciudadanía no le creyó. En general,
los chilenos tenemos muchos defectos, pero la cobardía o el ser miedosos no es
unos de ellos.
Ni Aylwin, ni Frei RT, ni Lagos, ni Bachelet tuvieron malos
gobiernos. Chile progresó, avanzó en los cambios, a veces muy lento para mi
gusto, pero conservó la paz, recupero la convivencia y la democracia, también
avanzó.
En esta elección se decidirá si continuamos por la senda de
los cambios o retrocedemos hacia la manipulación de especuladores como Piñera.
Cuestionar las elecciones chilenas para motivar a sus
partidarios para que sean apoderados o para motivarlos a que vayan a votar,
para reducir la desilusión del resultado de la primera vuelta, es maquiavélico
y demuestra como conduce a su propia gente.
Pero denunciar fraude
para poner en duda el resultado lo pone directamente como amenaza al sistema democrático.
Se equivocó y la ola de molestia no se detendrá hasta el día
de la elección. Incluso entre sus propias filas retornará la lucidez sobre el
error de haberlo escogido como candidato. Y con razón, el cuco ya no asusta y
los chilenos saben como defender su democracia.
1 comentario:
Excelente Análisis, educar y entregar más información a la ciudadanía, nos demuestra que tenemos una sociedad que quiere reglas claras y condiciones de vida más justas para todos y no sólo para los privilegios de siempre.
Publicar un comentario